
El ayuno verdadero por Pablo Zosel
Hacía mucho calor. Yo corría para no llegar tarde a una reunión, y acarreaba un bolso y una bolsita con sándwiches, papas fritas y un vaso grande de té helado recién comprado. En medio de esa corrida, recordé el libro que tenía para regalar dentro del bolso. Haciendo malabarismos, me las arreglé para sacarlo y, casi sin aire, le extendí el libro.